Hace algunos meses me vengo preguntando si volver o no a este espacio en octubre. En los años anteriores, este diario existió en relación directa con mi descanso anual de redes, y este año estaba dudando de volver a repetir el proceso. Ya escribí sobre esto en extensión en mi newsletter principal, pero vale la pena hacer la aclaración acá también. Algo se rompió en mí a fines del 2022. Ese interés que siempre había sentido por las redes sociales dejó de estar ahí. Quizás fue el hartazgo, quizás las repetidas desintoxicaciones sirvieron de algo (de los últimos doce meses, pasé casi tres sin usar mis redes en lo absoluto). Quizás mi experiencia con las redes siempre estuvo ligada a una especie de ritual de apareamiento que, frente al milagro de enamorarme de un hombre que no tiene perfiles públicos o privados, se volvió obsoleto. Quizás fue la combinación de factores, la llegada de los 30, la implosión de Twitter a manos de Elon Musk. No importa. Lo que importa es el resultado. Hoy soy una persona que no esperaba ser el año pasado. La reacción normal que hace años tenía, esa de ver mi vida a través de ojos ajenos, ya no existe. Logré recuperar mi mirada, y no quiero volver a perderla.
¿Por qué, entonces, dudé de hacer este retiro voluntario en este nuevo octubre? Supongo que es porque quiero creer que no lo necesito. Quiero creer que soy lo suficientemente fuerte como para no volver a caer en una práctica que nunca me hizo bien. Quiero convencerme de que mi bienestar ya no depende de mis acciones, que ya me alejé lo suficiente de esos hábitos como para terminar regresando sin querer. Estos momentos son decisivos. Podría ignorar el ritual anual que eventualmente me trajo paz y anunciarme como una persona completamente sanada, dejar de recurrir al remedio porque no lo necesito. Pero tengo miedo. Se vienen momentos importantes en mi vida. No solo inmediatos y conocidos, sino también impredecibles y lejanos en el horizontes. La mirada ajena me va a condicionar siempre, le pasa a todos los seres humanos, pero hay formas más amenas de existir en el mundo que no tienen que ver con lo que pasa en Instagram. Exponerme frente a miles de desconocidos a cambio de nada ya no me parece una buena oferta. No quiero estar todo el tiempo ahí cuando se publique mi libro, o si en algún momento decido ser madre o volerme instructora de yoga.
Existo en las redes en un estado de débil equilibrio, y sé que la única forma de salvarme de una caída es seguir respetándolas, como se respeta al mar. Siento que en octubre necesito volver a la orilla, porque solo así voy a saber que no me voy a ahogar.
A partir del 1 de octubre, como hace dos años, las personas que estén suscriptas a este Substack van a recibir un newsletter todos los días. Algunos días serán más largos que otros. Quizás existan días en silencio. Cada año termino encontrándome con un experimento diferente. No puedo esperar a ver lo que me trae este octubre.
Si vos también estás buscando habitar el mundo digital como artista o persona y no como creador de contenido o vendedor, o quizás solo tenés curiosidad por cómo otras personas se sienten con respecto al tema, te invito al primer encuentro grupal de mi comunidad de Substack. La información está en el siguiente link:
Cuando terminé de escribir este diario en 2021, varias personas me escribieron para decirme que querían de alguna manera devolverme el gesto de escribirles. Si alguno de ustedes, como estas personas que me escribieron, siente ganas de “comprar” el libro del diario de octubre que ya leyeron, pueden acceder una suscripción anual de £5 o mensual de £0.88 (es el precio más bajo que me dejó ponerle) en el botón de acá debajo (asegúrense de tocar ese botón que tiene un descuento, porque si no les va a sugerir pagar un precio más alto):
No hay contenido exclusivo para suscriptores, ni tampoco beneficios. No quiero tener que sentirme presionada a darles algo a cambio de su dinero y quiero que en última instancia esa plata sea un pago simbólico por lo que ya existe y pueden tener. Les quiero regalar este diario, como les regalé uno en 2021. Si ustedes tienen ganas de sentirse dueños de él desde un lado más especial, ya saben cómo pueden hacerlo. Si no, sepan que no existe realmente mejor forma de pagar por este proyecto que compartirlo con personas que pueden llegar a apreciarlo.
100% de acuerdo! Yo también sigo ese podcast y es parte de la confianza en ello 🫶🏽
YEEES